Sobre el valor de las encíclicas Pío XII
escribió: “Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no exijan de
por sí nuestro asentimiento, pretextando que los Romanos Pontífices no ejercen
en ellas la suprema majestad de su Magisterio. Pues son enseñanzas del
Magisterio ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: ‘El que
a vosotros oye, a Mí me oye’ (Lucas 10, 16); y la mayor parte de las veces, lo
que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece ya —por otras razones— al
patrimonio de la doctrina católica. Y si los Sumos Pontífices, en sus
constituciones, de propósito pronuncian una sentencia en materia hasta aquí
disputada, es evidente que, según la intención y voluntad de los mismos
Pontífices, esa cuestión ya no se puede tener como de libre discusión entre los
teólogos.”
Encíclica Humani Generis del
12/8/1950, (Doc. Cath., año 1950, n.º .1077, col. 1.159).