segunda-feira, 21 de março de 2016

156ª Nota - Sobre o Magistério Ordinário Universal (II)


Hay que recordar que la doctrina, el culto y la disciplina de la Iglesia son como los distintos órganos de un mismo cuerpo, y que se prestan una ayuda mutua bajo la acción del Sumo Pontífice y del colegio episcopal. Así como en el cuerpo humano la sangre, los músculos, los huesos y los nervios ejercen funciones que se suponen recíprocamente y se completan, de modo que la sangre no podría formarse ni circular sin el concurso de los músculos, nervios y huesos, y que los músculos, nervios y huesos decaerían bien rápidamente si la sangre dejara de alimentarlos; así en el cuerpo místico de Jesucristo la doctrina y la fe se guardan gracias a la moral, a la disciplina y al culto, sin los cuales las enseñanzas reveladas dejarían rápidamente de predicarse, creerse y respetarse, y recíprocamente la moral, la disciplina y el culto tienen por primera regla doctrina revelada. Por eso ninguno de estos organismos puede sufrir sin que sufran la repercusión todos los demás, y para salvaguardar la infalibilidad del magisterio apostólico hace falta que la asistencia del Espíritu Santo se extienda a la legislación eclesiástica. En consecuencia, la doctrina cristiana se manifiesta por la disciplina y la liturgia, al mismo tiempo que por las enseñanzas expresas de la Iglesia. Es seguramente debido a la estrecha conexión de todos estos organismos que dan nacimiento a las distintas atribuciones de la autoridad eclesiástica, que Jesucristo no dividió estas atribuciones entre los jefes de su Iglesia, como se comparten hoy las atribuciones del poder civil entre varias personas unas de las cuales tienen el poder legislativo y las otras el judicial o administrativo. Él dio todas las funciones de la autoridad eclesiástica a todos los miembros del cuerpo episcopal. El Sumo Pontífice y los obispos son a la vez sacerdotes, doctores, legisladores y jueces, y sus actos de sacerdotes, legisladores y jueces nos manifiestan la doctrina que debemos creer, menos explícitamente quizá, pero no menos realmente que aquellos en los que cumplen principalmente su ministerio de doctores.
(Excerto do "El Magisterio Ordinario de la Iglesia y sus Órganos" – Padre J. M. A. Vacant – 1852-1901)