Este es un texto que viene muy bien en
estos tiempos donde se nos presenta una espiritualidad y santidad desfiguradas
y amaneradas, pretendiendo ser la expresión de la caridad, y resulta que es
pura moralina flácida, degenerada y barata de un espíritu religioso corrompido,
amanerado y afeminado que ha hecho de soldados de Cristo, efebos del
Anticristo.
He aquí las palabras de San Juan
Crisóstomo, patrono de los predicadores y como su nombre mismo lo indica pico,
o boca de oro, por la excelencia de los sermones de este santo Padre de la
Iglesia oriental, nacido en Antioquía de la antigua Siria.
P. Basilio Méramo
Bogotá, 31 de Marzo de 2016
MANDA
QUE LOS BLASFEMOS SEAN CORREGIDOS Y VAPULEADOS
Pero ya que se han dicho unas palabras
de la blasfemia, quiero pediros un favor a todos vosotros, como recompensa de
esta exhortación: que me castiguéis a los que blasfeman en la ciudad, Si vieres
a alguno que blasfema de Dios en la calle o en la plaza, acércate, repréndele:
y si hay que aplicar (castigo) azotes, no rehúyas; abofetéale la cara, rómpele
la boca, santifica tu mano con el golpe. Y dado que algunos denuncien y seas
llevado a juicio, sigue: y si el juez en su tribunal sentado te condena, di con
libertad que (aquel) ha blasfemado contra el Rey de los ángeles. Pues si a los
que blasfeman al rey terreno es preciso castigarlos, mucho más a los que a Dios
contumelia, Porque el crimen es común, la injuria pública, lícito es a
cualquiera acusar.
Sepan tanto los judíos, como los
gentiles, que los cristianos son los custodios conservadores de la ciudad, los
curadores, los presidentes, los maestros: y lo mismo adviertan los disolutos y
perversos, que los servidores de Dios han de ser temidos de ellos, para que si
osaren alguna vez hacer cosa semejante, se lo miren bien por todos lados, y
teman las sombras, recelosos de que no vaya algún cristiano que los oye, a
asaltarlos y los castigue con gran valentía.
(Tomado
de LAS XXI HOMILÍAS DE LAS ESTATUAS, Homilía I-12, p.28).